El reconocido pintor y artista visual Mario Murua ha sido oficialmente postulado al Premio Nacional de Artes Plásticas 2025, uno de los galardones más prestigiosos del país. Con una trayectoria de más de cinco décadas, Murua ha llevado el nombre de Chile a escenarios culturales de Europa, América y Asia, dejando huella en importantes museos y colecciones públicas y privadas del mundo.
Descendiente del pueblo Diaguita, Murua ha integrado en su obra un profundo respeto por la memoria ancestral, fusionando elementos de las culturas originarias con influencias contemporáneas adquiridas en sus años de trabajo y residencia internacional. Su arte, reconocido por su intensidad cromática, su simbolismo y su capacidad para conectar pasado y presente, se ha exhibido en países como Francia, España, Alemania, Japón, Estados Unidos y Argentina, entre muchos otros.
A lo largo de su carrera, ha sido parte de movimientos artísticos como el Grupo Magia Imagen y la Escuela Urbana Canimagista, y ha trabajado en colaboración con escritores, músicos y otros artistas, enriqueciendo el diálogo entre disciplinas. Su obra forma parte de colecciones permanentes en museos de relevancia internacional, además de innumerables colecciones privadas que valoran su singular visión creativa.
Reconocer a Mario Murua con el Premio Nacional de Artes Plásticas no solo es un acto de justicia con un artista que ha dedicado su vida a la creación y a la difusión del arte chileno, sino también un gesto de orgullo nacional hacia quien ha sabido representar a Chile en la escena cultural global, manteniendo siempre un vínculo profundo con sus raíces.
La campaña ciudadana para apoyar esta postulación ya está en marcha, e invita a todas las personas amantes del arte y de la cultura a sumarse. Quienes deseen respaldar esta iniciativa pueden firmar en www.mariomurua.com.
Sobre Mario Murua
Mario Manríquez Murúa, conocido artísticamente como Mario Murua, nació en 1952 en Valparaíso, Chile.
Artista viajero por excelencia, en 1975 se radicó en Quito, Ecuador, donde destacó al ilustrar un libro del escritor Raúl Pérez Torres. Posteriormente viajó por Paraguay y Colombia, hasta que un premio lo llevó a París, ciudad en la que decidió establecer su carrera internacional. En Francia, en 1982, integró el Grupo Magia Imagen, inspirado en el legado de Wifredo Lam y Roberto Matta, con quien mantuvo una profunda amistad y prolífica producción en conjunto.
Regresó a Chile en 1994 y fundó la Escuela Urbana Canimagista, dedicada a promover su teoría pictórica y formar nuevos cultores de esta corriente en Santiago. Su obra ha explorado tanto el paisaje y la vida de Valparaíso —con escenas nocturnas, viajeros, amores fugaces y despedidas— como las tradiciones nativas chilenas y la poesía, en especial la de Gabriela Mistral. En 2001 ilustró el libro Carta de Amor de Enrique Lihn a Gabriela Mistral, transformándolo en un libro-objeto de gran valor artístico.








